Los jardines infantiles Piolín, Jardincito Alegre, José Raquel Mercado, La Universidad y Gasparín trabajaron en conjunto con la dependencia de Extensión y Proyección Social como parte de un programa un programa de educación ambiental para la mejor de una cultura ambiental en los infantes, promovido a través del amor y el respeto por la naturaleza.
El programa desarrolla temas como fauna, flora, manejo de residuos sólidos, reciclaje y capacitación agroindustrial y se lleva a cabo a través de recursos didácticos, dinámicos y pedagógicos, incluso cuenta con la puesta en funcionamiento de huertas ecológicas.
Así, tras cuatro meses de labores continuas con niños de 3 a 5 años de edad de los jardines infantiles ya mencionados, se entregó la certificación ‘Amigos del Medio Ambiente’ a doscientos cincuenta infantes en el Auditorio de las Unidades Tecnológicas de Santander.
Los niños y el cuidado del medio ambiente
Es bien sabido por todos que uno de los mayores retos que enfrenta el hombre moderno es restablecer y cuidar el medio ambiente. Esta labor tan importante no sólo se encuentra reservada para los adultos, sino que también podemos incluir en ella a los niños ayudándolos a comprender que la protección y el respeto del entono, así como “el amor por todas las criaturas vivientes es el más noble atributo del hombre”.
Éste es uno de los trabajos fundamentales de los adultos y se lleva a cabo no sólo a base de hábitos derivados de la repetición, sino de la conciencia generada a partir de la experiencia del infante con los elementos externos. Un niño siempre capta lo que un adulto le transmite y, por ello, enseñarlos a aplicar desde chicos esa conciencia medioambiental hará que en la edad adulta les parezca natural buscar la manera de no contaminar.
Pero, ¿cómo hacerlo? Puede ser, por un lado, a través de inculcarles sencillos hábitos como separar y reciclar la basura; además, podemos fomentar su creatividad animándolos a crear divertidos juguetes con las cajas y los rollos de cartón, las botellas PET, y el corcho, entre otros. Pedirles que se responsabilicen de una planta o un arbolito que, con nuestra ayuda, hayan sembrado hará que valoren a otro ser vivo y tomen conciencia, al mismo tiempo, de lo valiosos que son al producir el oxígeno que todos necesitamos. Llevarlos a un paseo por el bosque o el campo y permitirles entrar en contacto con la flora y la fauna los ayudará a aprender a cuidar de ellos y respetarlos. Es importante también insistirles en el cuidado del agua, al lavarse las manos o los dientes, y pedirles que cierren la llave mientras se lavan. Al igual, podemos animarlos a dibujar paisajes naturales o animales curiosos, luego de haberles mostrados videos o libros con fotografías sobre éstos que puedan atraer su atención. Y en conclusión, sensibilizarlos y mostrarles los peligros de contaminar el medio ambiente
Por otro lado, no hay que dejar de lado el ejemplo que como adultos hay que mostrar: apagando las luces innecesarias o al salir de una habitación, plantando árboles de sombra en nuestro hogar, utilizando papel reciclado, entre otros, iremos consiguiendo nuestra meta de habitar un mundo más sano y mejor. Hay que recordar que el respeto del hombre a los seres vivos y su entorno es inseparable del respeto de los hombres entre ellos mismos.