Escrito por: Mariel Hernández Maldonado
Las bolsas de plástico son un problema mayor para el medio ambiente, no solamente porque tardan miles de años en biodegradarse, sino porque en muchas ocasiones sirven como trampas mortales a los animales que tienen a mal encontrarse con ellas en su camino por la vida. A pesar de que se han implementado muchas medidas para intentar reducir el impacto ambiental que tienen las bolsas en los diferentes ecosistemas, el plástico perdido en los mares, bosques y campos del mundo siguen siendo el féretro de muchas especies.
El proceso de fabricación de las bolsas de plástico es casi tan dañino como las propias bolsas, pues se utiliza petróleo, un preciado material no renovable que en el proceso de transformación en plástico contamina en grandes cantidades el aire y los suelos para obtener materiales que no son tan necesarios como las bolsas de plástico que se nos obsequian en el super mercado y terminan siendo basura a los pocos minutos de haber sido entregadas.
Muchas veces utilizamos de manera indiscriminada estos pequeños pedazos plastificados porque es más sencillo pedir una bolsa por 50 centavos extra o hasta un peso, que llevar desde casa nuestra propia bolsa reutilizable de tela. En ocasiones el consuelo de algunos de nosotros es que podemos reutilizar estas bolsas de plástico una o dos veces, más aún si son bolsas de alguna tienda departamental que sirven para trasladar comida u otras cosas, pero eventualmente estas bolsas terminarán en la basura, basura que va más allá de los cubos de nuestras casas.
Las bolsas que conscientemente reutilizamos generalmente terminan en enormes depósitos de basura que van a dar al mar o a los campos y bosques cercanos; en el mar muchos animales llegan a confundirlas con comida, como las tortugas, quienes tratan de ingerirlas y mueren de asfixia. Lo mismo pasa con una serie de peces que recorriendo los mares en busca de alimento confunden pequeños trozos de plástico y los devoran.
Pingüinos, ballenas, tortugas, aves marinas, delfines, focas son algunas de las especies que se convierten en las víctimas silenciosas de estos “prácticos” inventos que si bien son útiles para nosotros, para el medio ambiente son veneno dosificado. Tan solo pensemos: toda esa basura que el día de hoy producimos innecesariamente, tarde o temprano terminará dañando tanto nuestro entorno que no podremos seguir viviendo de las tierras que nos dan la comida o de los mares; las bolsas de plástico lentamente irán asfixiando los más grandes pulmones de la tierra, extinguiendo especies necesarias para la sobrevivencia humana con su proceso increíblemente contaminante de fabricación.
Con el paso del tiempo -desconociendo precisamente la cantidad que necesitaremos para darnos cuenta- voltearemos a nuestro pasado, ese glorioso momento que tuvimos para hacer algo al respecto y será demasiado tarde si no tomamos conciencia a futuro de nuestras acciones presentes.