Tres mandatos y 16 años de atrocidades ambientales

Escrito por: Mariel Hernández Maldonado

En general como sociedad tendemos a tomar al medio ambiente como algo que se nos ha dado casi por derecho y que nunca algo de lo que en el mismo se da nos va a faltar, es por eso que la educación ambiental es lo bastante deficiente para permitir que nos priven de espacios verdes, de recolectar agua y producir nuestros propios insumos y de proporcionarnos ambientes saludables.

Los presidentes que hemos tenido en el país y en general los mandatario de todos los países deberían tener como uno de sus principales objetivos procurar el bienestar del medio ambiente, sin embargo con proyectos turísticos, mineros, agroindustriales, residenciales, petroquímicos y de movilidad han acabado con todo tipo de recursos naturales poniendo en peligro la salud de todos los ciudadanos. Cientos de megaobras que contaminan y despojan a los pueblos originarios de sus tierras se han llevado a cabo impunemente en diferentes estados del país mostrando que los mandatarios más que estar preocupados por el bienestar de la población, están movidos por el interés económico.

El caso más reciente de ecocidio conocido en todo el país es el de Tajamar en Quintana Roo, lugar en donde se iniciaría un proyecto turístico que a decir de las autoridades dejaría una importante derrama económica a costa del asesinato de cientos de especies en peligro de extinción, sin embargo gracias al apoyo de los pobladores y la presión de las redes sociales, este terreno que se había vendido ilegalmente a empresas privadas se pudo rescatar para empezar a recuperarlo después de que las maquinarias sepultaron animales vivos.

Otro caso importante de ecocidio se dio hace tan solo unos meses en la Ciudad de México cuando en el corredor de Mixcoac se talaron más de 400 árboles sanos para darle lugar a un túnel y supervía que reduciría el tránsito en la zona de Insurgentes y Mixcoac, que es una de las zonas más problemáticas para conducir; en este caso ni la presión de las redes sociales ni las manifestaciones de los vecinos de la zona valieron para echar atrás el proyecto que lleva meses en ciernes.

El caso de San Salvador Atenco es tal vez uno de los ejemplos más claros de los intereses reales que el Estado tiene, pues en la madrugada del 4 de mayo de 2006 cientos de elementos de la Policía Estatal y Federal entraron a las casas de cientos de campesinos bajo órdenes del gobierno para despojarlos de sus pertenencias y dar lugar a la construcción del aeropuerto. El hecho, una total brutalidad dejó un saldo de 200 campesinos detenidos, dos jóvenes muertos y 40 mujeres violadas.

Es importante tener presente lo que realmente importa; fuera de la ganancia económica bajo la que siempre se resguardan para robar y ultrajar a los que menos tienen, cada persona es dueña de sus propiedades y si se lo hacen a uno, por lejos que parezca estar de nuestra realidad, en cualquier momento nos puede pasar a nosotros.

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